Ibonciecho

La salida en la pista a la derecha tras pasar el merendero de Oza. Se progresa por la misma durante 1,7 km hasta encontrar un cruce con una señal que indica Castillo de Acher.
Primer tramo por bosque en constante subida y fuertes rampas hasta llegar a un barranco teniendo que atravesar al otro lado del río. Comienza entonces un segundo tramo por bosque antes de salir a una zona descubierta. Unos metros más arriba encontramos una cabaña y por senda y pastos subimos poco a poco en paralelo al cordal del Castillo.
Una curva de 180 grados nos dirige rápidamente hacia el paso que dará vista al pico, primero sorteando un paredón y posteriormente a través de una pedrera hasta la canal de salida.
En este punto una senda a la derecha recorre todo el cordal y nos lleva hasta la cima.
La vuelta por el mismo camino.
1213 metros de desnivel, 15,61 km y unas 6 horas.

Tercer puesto en la general de nuestro corredor Hector Hernández (1º en veteranos A)

Otra vez en Ainsa pero con cambio de recorrido,con la participación de nuestros corredores Héctor Hernández Ródenas, David Espinosa, Javi Alvarez y Alberto Sánchez y pasando un dia de todo disfrute y placer.
71km y 4000+ para 11horitas por el monte.
Meritorio 4º puesto de Javi Alvarez.

Excelente jornada montañera, salió un día perfecto para andar por la montaña y así partimos desde el Refugio de Linza para introducirnos en el bosque camino de una visible brecha llamada «paso del caballo», una vez allí se extiende ante nuestros ojos el fabuloso bosque de gamueta, seguimos por un sendero hacia la izquierda y nos introducimos en el bosque de aspecto «mágico» (algún duende andará por allí) y después de una continuada subida salimos a una ondonada donde hay una pequeña caseta que marca el llamado «paso del Oso». A partir de ahí nos armamos de paciencia ya que en poca distancia atacaremos un fuerte desnivel que nos situará en la llamada «Plana de Diego»; cuando parece que ya están superados los fuertes desniveles aún nos quedan unas fuertes pendientes de parecido desnivel que igualmente hay que tomar con paciencia, aunque esta vez en vez de peidras es en pradera, hasta que poco a poco llegamos a la loma cimera. Una vez allí rodeamos un brecha con un «patio» considerable y vamos por un camino más o menos trazado por el cordal hasta llegar a cima, donde nos espera un merecido descanso y unas vistas espectaculares. Vuelta por el mismo camino y cervecita en el camping de Lizara. Genial¡¡¡