Jornada de pedales soleada y ventosa, pero muy divertida, que nos ha permitido disfrutar de la singularidad de un paisaje tan variado como único en el itinerario elegido; salida desde las faldas del Moncayo, a la sombra del hayedo, hasta el semiestepario territorio de la comarca donde se ubica la población de Frescano. Después de 52 km, hemos homenajeado a nuestros hambrientos cuerpos, con unas buenas chuletas a la brasa para dejar un buen sabor de boca y un último recuerdo del día que nos motive a disfrutar de otra aventura.